No dejemos que nos vuelvan a callar
Santiago García
Para ejercer nuestro derecho a la comunicación y a la libertad de expresión necesitamos herramientas, instrumentos, tecnología.
Esa tecnología, desde su invención, estuvo en manos privadas. Las cadenas de radio o televisión y los periódicos fueron un privilegio de las élites.
Los movimientos sociales, las organizaciones populares estuvieron siempre excluidas de estos medios, tanto en el acceso a ellos como en la posibilidad de poseerlos.
Pero estos movimientos no pararon hasta hacerse hueco en el espectro de las frecuencias radioeléctricas. Espectro que les pertenecía ya que es un procomún, un bien común de la humanidad.
Poco a poco conquistaron espacios de poder y decisión y comenzaron a surgir leyes en muchos países de América Latina que otorgaban frecuencias de radio y televisión a los medios comunitarios.
Los movimientos sociales, las organizaciones populares estuvieron siempre excluidas de estos medios, tanto en el acceso a ellos como en la posibilidad de poseerlos.
Además, apareció Internet. Un medio de comunicación global al que se puede acceder masivamente por los bajos costos de producción de la información. Frente a los caros y voluminosos equipos para hacer radio en FM ahora, con una computadora y una conexión a Internet, podemos llegar mucho más lejos y a más personas que con la tradicional FM.
Pero estas “nuevas tecnologías” apodadas como TIC están asustando a quienes ostentan el poder: ¡una anarquía! ¡Están escapando de nuestro control! Hasta ahora los radialistas no necesitan un permiso para abrir una radio online o un periódico digital.
Si cercenar la libertad de expresión siempre fue muy sencillo con los medios tradicionales (no otorgando frecuencias de radio o tv, subastando esas frecuencias, dándoselas a los amigos banqueros y empresarios) con los medios que originaron las TIC es muy distinto, es más complicado. Por eso, quienes quieren callar las “voces discordantes” están buscando formas alternativas de control y censura.
Si con los medios tradicionales ese poder pasaba por controlar el medio, es decir, la tecnología que hacía posible la comunicación, con las TIC la estrategia es la parecida. Ahora, a una radio que consiguió legalmente su frecuencia de transmisiones en FM la podrían perseguir por:
- No contar con una licencia autorizada de software en su computadora.
- Usar música sin pagar derechos de autor a las sociedades de gestión.
Quienes quieren callar las “voces discordantes” están buscando formas alternativas de control y censura.
- Publicar en sus blogs o webs fotografías de las que no tienen los derechos.
- Compartir contenidos en las redes sociales (Twitter, Facebook, Youtube,..) que viola la “propiedad intelectual” de terceros.
- No usar un correo seguro que es vulnerable y por falta de privacidad deje expuesta a su fuente.
Los medios comunitarios y las organizaciones sociales enfrentan serios peligros en este nuevo panorama comunicacional. Y el principal riesgo es perder estas nuevas formas de comunicar a través de las TIC. El riesgo de que nos vuelvan a callar.
Las multinacionales del software privativo que se instalan en nuestras computadoras para controlarlas y controlarnos; las grandes empresas de Internet que nos ofrecen como productos a cambio de “aplicaciones gratis” alejándose del ideal de un Interne libre y neutral; o los gobiernos y sus tratados de comercio donde incluyen clausulas que protegen la “propiedad intelectual”, son algunas de las amenazas que nos demuestran que este peligro es serio.
Los medios comunitarios y las organizaciones sociales enfrentan serios peligros en este nuevo panorama comunicacional. Y el principal riesgo es perder estas nuevas formas de comunicar a través de las TIC. El riesgo de que nos vuelvan a callar.
Por eso, igual que asumimos entre nuestros principios de lucha la democratización de las frecuencias de radio y televisión para democratizar la palabra, debemos apuntarnos un nuevo reto: enarbolar en el siglo XXI la bandera de la democratización de la comunicación pasa por defender el uso de las Tecnologías Libres de Información y Comunicación (TLIC).
Por todo esto, entre el 11 y el 13 de junio, se celebró en Cochabamba, Bolivia el I Encuentro de Radios Comunitarias y Software Libre. Más de 80 radios asistieron para comenzar su proceso de liberación.
Hubo talleres y charlas para aprender a usar tecnologías libres, para instalar software libre en las computadoras pero, sobre todo, para migrar sus conciencias. Para asumir este nuevo frente de trabajo de difundir y defender las TLIC.
Todas estas iniciativas, ideas y propuestas se recogieron en el Manifiesto de las Radios Liberadas. Un manifiesto que subraya que, además de existir muchas razones técnicas e informáticas para usar tecnologías libres, el principal motivo es ético y político.
Si no estuviste en Cochabamba y quieres liberar tu medio y leer, escuchar y ver todo lo que sucedió en el Encuentro, te invitamos a visitar la página de la Red de Radios Comunitarias y Software Libre quienes organizaron el evento junto al Centro de Producciones Radiofónicas de Cochabamba (CEPRA) y…¡libera tu radio!
Notas: