La agonía de las comunicaciones descentralizadas

Nicolás Echániz

La importancia de un protocolo estandarizado para un sistema de comunicaciones consiste en que diferentes prestadores y operadores puedan interconectarse de manera que los mensajes originados por usuarios de uno puedan llegar a usuarios de los otros.

La existencia de estos estándares posibilita, entre otras cosas, que pequeñas empresas, organizaciones o inclusive individuos con suficiente conocimiento puedan auto-proveerse el servicio en cuestión. Es así que vemos que es común encontrar direcciones como mi empresa.com o miescuela.com que son cuentas de correo administradas de manera independiente por empresas e instituciones. Estas cuentas de correo sin embargo podrán comunicarse de manera transparente con otras yahoo, gmail o hotmail por ejemplo, gracias al protocolo SMTP, que estandariza el correo electrónico.

Décadas más tarde del nacimiento del e-mail, se desarrollaron y tuvieron aceptación masiva servicios de presencia y mensajería instantánea, como ICQ, AOL messenger, MSN messenger, etc. Estos servicios habilitaron la comunicación directa e instantánea entre personas y en pocos años contaban con cientos de milllones de usuarios.

A diferencia del correo electrónico, los servicios de chat o mensajería instantánea no contaban con un protocolo estandarizado y por lo tanto quienes utilizaban un servicio no podían comunicarse con usuarios de otro. Era imposible enviar desde la red de ICQ un mensaje instantáneo a un usuario de MSN messenger.

El desarrollo que pudo cambiar esta historia fue XMPP, el Protocolo Extensible de Mensajería y Presencia. Originalmente llamado Jabber, este protocolo nacido en 1999 desde el mundo del software libre llegó a ser aprobado como estándar por la Internet Engineering Task Force (IETF) a partir de 2004.

Al igual que el protocolo SMTP, que estandarizó el correo electrónico, XMPP podría haber ayudado a estandarizar la mensajería instantánea.

Al igual que el protocolo SMTP, que estandarizó el correo electrónico, XMPP podría haber ayudado a estandarizar la mensajería instantánea. Su diseño permite la interoperabilidad entre prestadores de servicios de mensajería, permitiendo, al igual que ocurre con el correo electrónico, que un usuario con una cuenta XMPP en un pequeño servidor local pueda comunicarse con cualquier usuario de otros servidores, ya sean de prestadores globales o no.

XMPP tuvo su “primavera” con la adopción del estándar por parte de Google en su servicio gtalk. Google implementó su servicio de mensajería manteniendo apertura a la intercomunicación con servidores XMPP no pertenecientes a la compañía. A esta intercomunicación entre servidores se la conoce como federación. Una cantidad de servidores XMPP federados, pertenecientes a diferentes compañías e instituciones, componen una red global interconectada de mensajería instantánea, sin una única entidad controlante. La participación de Google con gtalk en esta red de servidores representó un importante impulso.

Más tarde Facebook chat, como también Whatsapp y Microsoft con su Windows Live Messenger adoptaron el protocolo XMPP para la implementación de sus servicios de chat. Esto podría haber significado finalmente el establecimiento de un sistema interconectado de mensajería instantánea que, a partir del respeto a estándares y políticas de interconexión permitiera que cualquier usuario de cualquier servicio, pequeño o grande de mensajería instantánea, pudiera conectarse con amigas y amigos que hubieran elegido otro proveedor. No fue así. Ninguna de estas empresas implementó sus servicios de manera que funcionaran de forma federada con el resto de los servidores XMPP. Aprovecharon la robustez de diseño del estándar pero obviaron implementar su característica más relevante: la federación.

Ninguna de estas empresas implementó sus servicios de manera que funcionaran de forma federada con el resto de los servidores XMPP.

Como profundización de este camino de retroceso, en 2012 Google tomó la decisión de abandonar paulatinamente el estándar XMPP, Microsoft compró Skype y lo convirtió en su nueva plataforma de cabecera y Facebook adquirió Whatsapp, ampliando aún más el nivel de concentración y control.

Para completar el cuadro, la utilización acrítica y generalizada de estos servicios, principalmente de Facebook, está creando una generación de usuarios que ya ni siquiera conocen la existencia del servicio de correo electrónico, último bastión de la comunicación descentralizada, donde aún los usuarios y organizaciones con cierta conciencia pueden intentar preservar su independencia y privacidad sin perder alcance global.

De haber estado cerca del mejor escenario posible, en el marco de relaciones de poder existentes, estamos desembocando probablemente en el peor: unos pocos sistemas concentrados, incompatibles entre sí y con cualquier otro servicio, concentran prácticamente todas las comunicaciones de mensajería instantánea del mundo y quien no se resigne a ser usuario de estos, probablemente deba volver al papel y tinta.

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