Con esta moneda nuestro objetivo es sostener causas comunes

Ana Laura Almada

Pillku: Para conocer un poco de la historia del proyecto, nos gustaría saber cómo surgió la idea o la necesidad de implementar este modelo económico basado en una moneda complementaria.

Marcelo Caldano: En esto del desarrollo de una moneda social complementaria, o no tradicional, tuvimos una primera experiencia cuando a través de un programa de radio promovimos la creación de una aldea del trueque en Capilla del Monte. Esto surgía en simultáneo con el trueque en la Argentina pero nosotros teníamos una propuesta propia que incluía variantes, como por ejemplo una libreta de intercambio en lugar de bonos. Esta convocatoria tuvo mucho éxito en términos de cantidad de gente. Vimos que ese tipo de sistema de moneda (la de bonos de trueque) tenía ciertas falencias especialmente en cuanto a propuesta social en sí misma y también en cuanto a propuesta económica.

Nos dimos cuenta que si bien se trata de una economía de tipo solidaria, el sistema de intercambio de trueque (que es un sistema de reciprocidad o de multirreciprocidad) genera quizás algún tipo de trastornos peores incluso que los del sistema formal: hay una emisión de moneda bastante descontrolada, nos encontrábamos con gente que venía de otros lugares del país con billetes y sin productos, entonces vaciaban las ferias, entre otras cosas. Así nos dimos cuenta de que la generación de confianza no es solamente una cuestión de palabras y la solidaridad no es solamente una cuestión de enunciados.

Entonces cuando tuvimos que generar un tipo de sostén para un emprendimiento comunitario (como por ejemplo la creación de una escuela) yo diseñé otro sistema en formato económico y también reelaboré el objetivo de la propuesta.

Pillku: ¿En qué sentido sería distinto o superador el modelo que proponen desde la Fundación?

M. C.: Las dos grandes diferencias están en que, por un lado, el sistema monetario en nuestro caso representa productos y servicios existentes y administrados por una organización sin fines de lucro. O sea: nosotros formamos un fondo de recursos y de servicios y a eso se le mide el “precio”. Por ejemplo: hay 10 mil pesos en productos y servicios, entonces podemos hacer circular 10 mil soles en nuestra comunidad. De esta forma los soles representan a estos productos y servicios. No es que los soles están respaldados por productos y servicios, no es que la moneda “es” y lo otro “respalda”, es al revés: los productos y servicios son lo “real” (que nunca hay que perderlo de vista) y la moneda representa a esos productos y servicios. Eso en el trueque no existía.

Y por otro lado, nuestro objetivo es sostener causas comunes, no sólo generar un mercado alternativo. En el trueque se busca generar un mercado alternativo, que es una propuesta interesante, es un proyecto válido, pero estamos siempre con el centro puesto en el mercado. Entonces aparecen de nuevo la oferta y la demanda, se genera desconfianza, la moneda se deprecia, todo lo que sucede en un mercado tradicional. Lo que nosotros hacemos es diferente: por un lado al estar todos los productos en un mismo lugar, tenemos un acuerdo donde consideramos que un peso nacional es igual a un sol.

Nuestro objetivo es sostener causas comunes, no sólo generar un mercado alternativo.

La moneda se llama así porque S.O.L. son los valores que están detrás de la moneda, que significan Solidaridad, Organización y Libertad.

Primero la solidaridad: nos entendemos como un colectivo relacionado. Eso significa ser solidario: hacer propia la causa del otro, entonces estamos interrelacionados. Si yo hago propia la causa del otro, ya no hay más otro: hay un nosotros. Primero nos reconocemos como un nosotros con causas comunes. A partir de ese reconocimiento y de esa proyección nos organizamos y eso es lo que nos da libertad, nos da una independencia.

Si yo hago propia la causa del otro, ya no hay más otro: hay un nosotros. Primero nos reconocemos como un nosotros con causas comunes.

La segunda diferencia es el objetivo: la causa común, construir comunidad.
Nosotros con este sistema hemos sostenido durante 10 años el 40% del presupuesto de una escuela cooperativa de educación por el arte. Es mucho el 40%. O sea que los padres podían pagar con su trabajo el 40% de la cuota que correspondía para poder mandar a sus hijos a la escuela. Hemos sostenido el 100% de los recursos humanos para llevar adelante una universidad a distancia. El 100% de apoyo escolar gratuito para chicos con dificultades de aprendizaje durante 9 años. Y así distintas causas. No importa cuál sea la causa, nosotros podemos ponernos de acuerdo y financiarla a través de esta moneda.

Pillku: ¿Cómo describirías el circuito básico de los recursos y cómo se hace para que modelos de este tipo sean sustentables?

M. C.: Este “Banco de Horas Comunitario” se llamaba así al principio porque al estar asociado a un emprendimiento colectivo, a una organización, nosotros hicimos un primer acuerdo fundamental: ponerle un precio a las horas de trabajo para esa organización.

Por ejemplo: acá en este Centro de Recursos Cooperativos (así se llama en la actualidad), la persona que trabaja en cualquier actividad (ya sea embolsando avena, harina, pintando, administrando), cobra en este momento 30 soles la hora. Ese es un punto. Otro acuerdo es: ¿esta moneda está ligada al peso nacional o no? Nosotros entendemos que la función de la moneda es medir un precio, así como la función de un reloj es medir las horas, los minutos y los segundos. La moneda ayuda a medir precios, esto es una función básica del dinero. Si nosotros le cambiamos la medida nacional y le inventamos otra medida, dificultamos esa función.

Ahora bien, ¿cómo puede una organización conseguir productos o servicios, cómo es que aparecen este fondo de recursos para iniciar la circulación de monedas alternativas?

Hay varias formas: se pueden gestionar donaciones de mercadería. Hace años que venimos gestionando donaciones en las cual conseguimos cosas de todo tipo. Muchas veces hay dentro de las redes que forman parte de la organización “un conocido de un conocido” en una empresa que ha sacado de circulación una parte de la producción: toda fábrica que existe tiene mercadería que por excedente, por problema de packaging, por lo que sea, sale de circulación y llaman a diversas organizaciones dentro de otros circuitos económicos para que vayan a retirarlas.

La moneda ayuda a medir precios, esto es una función básica del dinero. Si nosotros le cambiamos la medida nacional y le inventamos otra medida, dificultamos esa función.

Suponiendo que no se consigan donaciones, o no se quiera depender de ello, hay una forma muy sencilla para que este Centro de Recursos Cooperativos empiece a tener cosas: este pan lo trajo una vecina, la vecina dice “este pan vale 15” nosotros le damos 15 soles a la vecina y ella deja el pan. ¿Qué hace ella con los 15 soles? Compra alguno de estos productos diversos que podés ver en la proveeduría del Centro. Artesanías, alimentos, ropa, etc. Generalmente éstos vecinos son los que ya están apostando a un sistema. Entonces la vecina viene, deja el pan y tiene soles. Con esos soles compra lo que otra vecina ya había dejado. Lo que hacemos nosotros es una rotación: no le recargamos el precio. Lo dejó a 15, lo vendemos a 15.

Nosotros estamos acá porque a veces no coincide el tiempo de la vecina que trajo el pan con la vecina que necesita el pan o la que trae el bolso, o el dulce artesanal, etc. Entonces tenemos esta proveeduría que abre tres veces por semana 2 o 3 hs. cada vez y hacemos una feria semanal. En esta feria ocurre lo mismo: supongamos que vienen todos con mercadería pero nadie tiene soles. La organización sale a comprar mercadería de cada mesa. Eso que compras desde la organización lo pones en el puesto de la organización. Y la gente que vendió esos productos ahora tiene soles. Con esos soles empieza a comprar lo que le interesa. Entonces cuando viene alguien a comprar a la mesa de la organización esos soles salen de circulación nuevamente, se completa un circuito. Supongamos: la vecina que trajo el pan tiene 15 soles y con eso compro 3 panqueques, la que vendió esos panqueques viene a la mesa de la organización y compra el pan. Sale el pan y salen los soles de circulación. Cuando alguien se lleva un producto de acá, en este mercado la moneda deja de circular.

Otra forma de juntar colaboración que no sea de una empresa es a través de una especie de “cheques” que se llaman “Compromisos comunitarios”. Son papeles donde aparece el nombre de la organización “Centro de Recursos Cooperativos” y se explicita la causa que se está apoyando entonces también dice “en favor de la escuelita de artes y oficios”. La persona que quiere juntar apoyo comunitario para esta causa va a los comercios y en lugar de solicitar ayuda en dinero, solicita el compromiso de donar ciertos productos o servicios. Se escribe en el papel (por ejemplo en un restaurante) “Me comprometo a donar una porción de papas fritas”, lo firma y completa los datos del comercio.

Cómo sigue: supongamos que vos trabajás en nuestro Centro de Recursos Cooperativos, estuviste tres horas embolsando avena, o harina integral, te pagamos 90 soles. Vos tenés 90 soles y te llevás de la proveeduría dulces, un perfume y una porción de papas fritas. La porción de papas no está acá, pero yo te doy el compromiso del restaurante que vos luego canjeás en el comercio que se comprometió. Entonces este cheque vuelve al que lo firmó.

Otra forma que tenemos de generar recursos es lo que sucedió por ejemplo la semana pasada: vinieron 13 jóvenes de distintos países (Australia, India, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos) a través de una organización amiga que se llama Fundación Tierravida -dedicada a realizar intercambios entre países, de saberes y otras cosas. Estos jóvenes estaban muy interesados en conocer el sistema de moneda nuestro. Les explicamos como funcionan las diferentes herramientas que usamos, ellos vieron todo y dijeron: “queremos donarles mil pesos”. Estábamos en una feria, entonces pusimos a circular un papel donde todos los que estaban ofreciendo cosas en los puestos tenían que anotar por un lado sus necesidades productivas y por el otro sus necesidades familiares. Con esas dos listas les decimos a los donantes que compren esos productos al por mayor, para que la gente de la comunidad los pueda comprar con los soles. No se los regalamos, optimizamos los recursos comprando al por mayor y los productores dicen: “traigo pan, me pagan con soles, con esos soles puedo comprar harina y con eso seguir haciendo pan”.

Con respecto a la sustentabilidad, nosotros tenemos el foco en hacer comunidades sustentables basadas en la Carta de la Tierra. Esta Carta tiene cuatro principios básicos: inclusión económica, armonía con la naturaleza, derechos humanos universales y una cultura de la paz.

Para nosotros, que se cumplan esos 4 principios éticos nos da la sensación de estar trabajando por una comunidad sustentable. Que haya mucho trabajo pero en un modo de producción que genera contaminación, explotación, desigualdad discriminación… Está bien: hay inclusión económica, ¿pero a qué precio?. Si estamos de acuerdo en que hay algo que es injusto, pero la resolución de ese conflicto se propone por medio de la violencia por las armas, tampoco nos parece correcto. Esos cuatro parámetros nos ayudan a ubicar el foco de la sustentabilidad comunitaria.

Nosotros apoyamos proyectos que vayan en ese sentido y que son muy amplios, porque es una comunidad. Uno de esos proyectos es esta promoción de una moneda local que tiene su proveeduría y que tiene estos productos y servicios para satisfacer sus necesidades.

Pillku: Según tu perspectiva, ¿cuáles son las principales dificultades a superar para llegar a este estado autogestionado y sustentable de la organización? ¿Cómo fue el camino para llegar a este estado de la Fundación?

M. C.: Hay distintas dificultades y dependen de lo que uno se proponga sostener con este tipo de sistemas. A mi me interesa, por ejemplo, que haya vecinos que puedan pagar impuestos con este sistema en Capilla del Monte.

Existen entonces dificultades propias para lograr que haga eso: avanzo con toda una propuesta y cuando llega el momento de la decisión se aborta, por lo que sea. Pero el problema existe: hay gente que quiere pagar los impuestos y no tiene plata. El municipio quiere recaudar y amenaza con rematarle la casa, desalojar, lo que sea. Sin embargo, hay muchos espacios públicos que necesitan cosas, como ser: no hay nombres en las calles. Entonces lo que proponemos es: diseñemos algún tipo de cartelería pública (por ejemplo 100 carteles de calle con un nombre y un valor) y se les coloca un precio a esos carteles, aprobado por todas las instancias del consejo deliberante. Supongamos que valdrían 100 pesos cada uno, hacemos mil carteles, tenemos 10 mil pesos o más en cartelería. Entonces la fundación organiza a los vecinos para que hagan los carteles, el municipio en vez de pagarnos en plata, descuenta de impuestos.

Algo tan sencillo, donde todo es beneficio: el vecino cuyo trabajo no es reconocido y por eso no tiene dinero puede ir cancelando su deuda; el municipio puede mejorar el espacio publico sin invertir recursos. Y ahí está, frenado el proyecto hace años. Van cambiando los intendentes, todos dicen que sí, hasta que llega el momento de la implementación y la decisión. Cuál es el objetivo: no es que puedan pagar los impuestos solamente los que saben hacer carteles, porque quizás solo 2 o 3 sepan. Quizás esos que saben deben sólo 3 mil pesos de impuestos, pero hay un montón de otras familias que saben hacer otras cosas que no son carteles y para eso nosotros “contratamos” a los que saben hacer carteles y les pagamos 10 mil soles. De esos 10 mil soles solamente 3 mil son de deuda de impuestos y con los otros 7 mil soles ¿que se hace? Viene a la proveeduría y compra todo lo que las otras personas que no saben hacer carteles y quieren cancelar sus impuestos han traído. Por ejemplo: una señora que no sabe hacer un cartel, pero tiene un montón de otras capacidades, viene y las compromete con trabajo, entonces una vez que se usan esos compromisos de trabajo nosotros que hacemos: le descontamos de la deuda de impuestos de esa mujer el monto que cubrió con compromiso de trabajo. Es sencillo.

El trabajo más grande obviamente es organizar a la comunidad.

El trabajo más grande obviamente es organizar a la comunidad. Encontrar a los que hacen los carteles “bien” y que esa persona acepte la moneda como forma de pago. Esa tendría que ser la mayor dificultad. Que esa persona que acepta la moneda esté satisfecha con lo que va a poder comprar con esa moneda. Entonces también hay que buscar una diversidad de cosas que le mejoren la calidad de vida. Pero esto no esta centrado solamente ahí, porque en el medio de todos estos procesos la gente se conoce de otra manera, la gente crea vínculos y empezás a formar parte de una comunidad donde vos te sentís parte, te sentís útil, renovás el tejido social. Siempre lo que estamos buscando es la reconstrucción comunitaria. Eso se hace a partir de una cuestión vincular, no es una cuestión monetaria. La moneda, cualquiera sea, cosifica, todo lo mide y cree que es lo mismo el precio que el valor de algo y no es verdad. No todo tiene precio.

La moneda, cualquiera sea, cosifica, todo lo mide y cree que es lo mismo el precio que el valor de algo y no es verdad. No todo tiene precio.

Pillku: En un contexto donde todo se ha mercantilizado ¿Cómo creés que se puede hacer para mostrar que es posible o “convencer” de las cualidades de estas formas de organización?

M. C.: Desde el año 1999 que llevamos adelante diferentes tipos de proyectos como éstos.

Lo que nosotros hemos hecho – quizá por una cuestión de supervivencia – fue participar en concursos provinciales, nacionales e internacionales relacionados con la inclusión social y económica. Nos han dado premios en todos los niveles: desde Córdoba Solidaria nos incluyeron dentro de las 10 propuestas de inclusión más importantes del año 2012, Ashoka Emprendedores Sociales nos premió en el marco de un concurso de ideas innovadoras para generar recursos en organizaciones sociales, y así muchos otros. O sea: hay una validez técnica o un reconocimiento técnico, por decirlo así.

Hemos viajado a otros países: en el marco de un concurso internacional sobre cómo hacer para que los servicios lleguen a los más pobres, nosotros presentamos este sistema como un modelo para que lleguen servicios educativos y otros, y estuvo seleccionada dentro de las 100 mejores propuestas a nivel mundial e invitada a exponerse en el Banco Mundial. Había gran variedad de propuestas: sistemas de agua, de salud, nosotros estábamos en la categoría de inclusión económica y mostramos el sostenimiento de servicios a través de este sistema. Y eso nos dio un respeto incluso sobreponiéndonos a la crisis propia de lo que fueron los sistemas monetarios alternativos que surgieron alrededor de las redes de trueque en Argentina.

Luego es cuestión de paciencia, de no querer convencer a nadie, porque si vos generás una confianza real (no imaginaria): vos les decís que pueden traer acá su pan, nosotros le pagamos 20 soles y con eso esa persona ya se puede llevar algo, no necesitás un tipo de confianza especial o “teórica”, está todo en la práctica.

Si vos le preguntás a alguien qué es el dinero, si sabe de dónde viene el dinero, no sabe. Sin embargo, desde que nació sabe que con el dinero consigue cosas y que el dinero te provee de todo, porque si vos tenés dinero te podes comprar un auto, una casa, de todo. Pero no sabe verdaderamente cómo es.

Nosotros que sí hemos investigado qué es, cómo surge, que sabemos que el dinero es deuda pública o privada y que lo que está circulando es obligatorio (porque aunque individualmente lo quisiera, el gobierno o las empresas no me van a pagar con soles), no necesitamos explicarlo.

Si vos le preguntás a alguien qué es el dinero, si sabe de dónde viene el dinero, no sabe.

El tema es generar una práctica, ponerla en marcha y acompañar estos procesos. También enseñamos, porque no solamente los usamos como una forma de construir nuestra comunidad acá en Capilla, sino que lo vemos como un aporte a lo que es el mundo de las monedas complementarias. Está diseñado de una manera particular y propia. He participado en congresos de muchos países para compartir como es el diseño de esta moneda.

Pillku: Conociendo un poco la historia o el origen en común que comparten otras iniciativas similares como las redes de trueque o las cooperativas de trabajo, etc., se hace muy evidente el papel de las crisis económicas. Desde tu perspectiva ¿Tienen una función importante a la hora de movilizar o demostrar que este paradigma actual en el que vivimos se está agotando y son necesarias otras formas de organización?

M.C.: En ese sentido nosotros lo que encontramos en función de la práctica y la reflexión sobre las prácticas, en estos escenarios donde hemos sido invitados por Universidades, maestrías de Economía Social en diferentes Facultades, es que las universidades empiezan a proveer muchos productos conceptuales, teóricos, que necesitan gente que tenga propuestas y vivencias que los “demuestren”. Siempre nos han invitado como un caso y nos han estudiado, han hecho tesis, y todo eso.

En esa convivencia con este mundo de los paradigmas establecidos y en la búsqueda de cómo explicar una práctica y cómo fundamentarla al nivel de otro paradigma, hemos desarrollado algunas concepciones. Una que es muy interesante es el tema de cómo diseñar un sistema sustentable. De qué se tratan los sistemas sustentables en la naturaleza, cuándo un ecosistema es sustentable y por qué estos sistemas monetarios nacionales o internacionales no son sustentables. Cuál es la diferencia entre uno y otro. A partir del estudio de un ecosistema vos te encontrás con lo que se denomina una “ventana de vitalidad” que es el resultado de una fórmula que es muy interesante y tiene que ver por un lado con la búsqueda de resultados, con la eficiencia que tironea para un lado y que es como funciona mayormente el mundo.

Por ejemplo: nosotros decimos que hay una pareja que gobierna el mundo, son EL capital y LA capital (sí, en ese orden). LA capital es la que obedece a EL capital y todo el mundo pasa por LA capital para poder hacer cosas, porque si no tenés capital no podés hacer nada. En todo sucede eso, en la educación, el comercio, lo que sea. Entonces, ¿cómo hacés para generar propuestas locales cuando ya se sabe que en el modelo actual la moneda va desde los lugares mas pobres a los lugares mas ricos? La centralización del poder, esto de EL capital y LA capital es un paradigma. Ese sistema rígido de control central no subsiste. Es mentiroso porque genera burbujas financieras y todo lo que ya conocemos.

El ecosistema sustentable esta compuesto por una gran diversidad de actores.

En cambio, el ecosistema sustentable esta compuesto por una gran diversidad de actores. Una gran diversidad que a su vez están interrelacionados y la comunicación entre esos diferentes actores junto a esa gran diversidad es lo que posibilita que ese sistema tenga capacidad de respuesta ante lo que sea: sequías, plagas. En cambio, si hay un solo actor central que dirige, controla y gobierna todo, el ecosistema es muy frágil. A nivel de paradigma del sistema monetario basado en el control central, en la escasez y en la competencia, es obvio que el tipo de comunidad que produce el uso de moneda según esos criterios realiza una circulación que va desde los más pobres hacia los más ricos. En cambio, las monedas complementarias generan trabajo permanente, porque acá hay mucho trabajo, podemos hacer toda una lista de necesidades que demuestran que hay trabajo por hacer. Lo que no hay es presupuesto basado en el dinero nacional.

Las monedas complementarias generan trabajo permanente.

Nosotros tratamos de basarnos en el paradigma de la colaboración, de hacer visible la riqueza y no de “combatir la pobreza” (vos no podés creer que el Banco Mundial todavía tenga como misión “combatir la pobreza”). Nosotros hacemos visible la riqueza, que ése es el paradigma.

Lamentablemente la riqueza se hace visible cuando el dinero circula por ahí. Entonces cuál es el paradigma que queremos establecer nosotros: el de la colaboración, el de los “activos” de la gente, que la fortaleza de una comunidad se la mida por cómo trata a los más débiles. Ésa es la fortaleza de una comunidad y no aquella basada en una supuesta interpretación de la teoría darwiniana como “supervivencia del más fuerte”. Ésos son los paradigmas que tenemos que instalar. Ahora, se instalan en la práctica.

El paradigma central que hay que romper entonces es el individualismo, esta creencia súper impuesta de que somos seres individuales. Todo nuestro cerebro está equipado para concebirse como sociedad, como comunidad. No le duele menos a uno ver el sufrimiento de un niño propio que el de uno ajeno. Uno no puede soportar eso, porque se siente parte.

El paradigma central que hay que romper entonces es el individualismo, esta creencia súper impuesta de que somos seres individuales.

Nuestra cultura construye muros y sobrevalora la propiedad individual por sobre lo colectivo y genera todo un mecanismo de competencia para que se salve el más hábil para ciertas cosas y eso te da riqueza y éxito y toda una sensación vacía e infeliz, sin contenidos de satisfacción en el plano de lo humano. El tema es no caer en la pregunta sobre si debo iniciar un cambio primero a nivel social, estructural, o debo en cambio promover cambios a nivel de individuo. ¿Por qué no las dos cosas? Nosotros tratamos de hacer las dos cosas.

Si querés conocer más sobre esta experiencia, colaborar o formar parte, podés escribir a esta dirección: mcaldano@gmail.com

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