Hackeando la “Sociedad de la Información”
Beatriz Busaniche
Estamos ante la lucha por el proyecto de una nueva sociedad y la complejidad está dada por la articulación extremadamente problemática que se plantea entre los actores de la lucha. Mucho se ha escrito, y este trabajo no pretende volver sobre eso, sobre el pasaje de la sociedad feudal a la industrial y ahora hacia la informacional. La estapa denominada “informacional” del desarrollo se presenta como un ámbito complejo de lucha en la cual es mucho más dificil identificar los roles que cada actor y actriz juega en la relación a cada proyecto.
Este trabajo pretende ser un análisis descriptivo de la situación, pero no puede evitar una posición política. Y mucho menos puede evitar el marco en el que surge, un marco de discusión internacional abierta sobre el control del conocimiento y rol de los hackers, el movimiento de software libre y sus posiciones frente al proyecto de sociedad de la información del G8, un marco donde está más clara que nunca la disputa entre el concepto de “sociedad de la información” frente al proyecto de “Sociedades del conocimiento libre”.
Por eso, antes de escribir cualquier análisis sobre la lucha, quiero dejar fijada posición al respecto para recién luego hacer un análisis contextual, una síntesis de los peligros que se avecinan si no se toma posición urgente y finalmente presentar una pequeña investigación de campo sobre algunos actores de este nuevo espacio de lucha donde la discusión no es tecnológica sino política y en la que un amplio sector del pensamiento académico está encolumnado en la agenda y la posición construida por las redes que desde hace años vienen desarrollando el G8 y sus socios del Dot Force.
El campo material de esta batalla es la red, esa red que hoy interconecta a una ínfima minoría del planeta, a un minoría que seguramente tiene también alimentos, medicamentos, educación, abrigo y vivienda, ya que nadie imagina que alguien tenga computadoras activas y no tenga antes satisfechas sus necesidades básicas. Pero esta lucha involucra de manera directa y protagónica a todo el resto de la humanidad excluida, a los 800 millones de personas que son consideradas analfabetas, a los miles de niñas y niños que mueren de desnutrición o por enfermedades evitables, por falta de medicamentos, vacunas, alimento y abrigo. En muchos casos, esas personas están siendo usadas para justificar enormes inversiones de capital en proyectos que tienen la pretensión de angostar la “brecha digital” sin considerar que la verdadera brecha es la pobreza.
Algunos afirman que una nueva sociedad está naciendo, pero en realidad, esta nueva sociedad así concebida no es más que un proyecto. La noción de “sociedad de la información” cobró fuerza en la última década, luego de que Al Gore, en Buenos Aires, anunciara en 1994 la Global Information Infraestructure ante un grupo plenario de la Conferencia de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. “La GII proporcionará una comunicación instantánea a la gran familia humana…” decía Gore en el marco neoliberal del gobierno de Menem en Argentina.
Pero ese proyecto trae en su interior las semillas de su propia contradicción y una fuerte resistencia. La batalla se podria reducir a dos polos en pugna, contradictorios y contrapuestos: Sociedades del conocimiento libre vs. sociedad de la información y del control. Como autora de este trabajo, dejo constancia previa de mi posición política en favor de la libertad y en contra de todo intento de convertir nuestro mundo en el reino del Gran Hermano. 2
La historia la escriben los que pierden…
Demás está hablar aquí sobre el origen de Internet pero vale aclarar algunos puntos a los que la historia oficial no les ha dado ninguna importancia. Paradógica historia la de Internet, ya que podría afirmarse que es la primera vez que la historia no la escriben los que ganan, más bien todo lo contrario, veamos por qué.
Mucho se escucha decir y está casi instalada la idea de que el proyecto que dio origen a internet era una red militar diseñada para soportar un ataque nuclear durante la guerra fria. En el ensayo “A Brief History of the Internet”, uno de los protagonistas de origen de la red, Vinton Cerf asegura que eso es un “falso rumor”, e indica que según Lawrence Roberts, director del proyecto, el primer objetivo de la red era práctico: crear un medio de contribuir al avance en la cooperación entre quienes se dedicaban a la alta informática.3 Frente a este primer concepto basado en la idea de distribuir y compartir conocimiento, se ha impuesto sin embargo, el discurso sobre el origen bélico de la red Arpanet, historia que es narrada y repetida por gran cantidad de intelectuales.
La historia que generalmente narran los textos que abordan la temática de Internet está limidado por la visión exagerada del rol del campo militar en el desarrollo de la red. La gran mayoría de los artículos que exponen la historia de la “sociedad de la información” omiten datos centrales que hacen a la arquitectura de la red y que permiten que internet sea lo que hoy es.
El rol exagerado atribuido al sistema de defensa norteamericano pierde de vista el primer y gran fenómeno que dio origen a lo que hoy conocemos como la red de redes. Internet no es el único modelo de red. Internet es como es porque se impuso frente a otras redes posibles, garantizando un modelo de red que se sostiene en la libertad y el anonimato. 4
La clave para esto estuvo en la designación para el desarrollo de esta red de un grupo de investigadores universitarios fuertemente comprometidos con la práctica de la autoorganización de las comunidades científicas. Un grupo de Hackers pasó así a tomar en sus manos gran parte del desarrollo de la red, en lo que se constituyó como el Network Working Group, que funcionó desde sus orígenes bajo el modelo del libre acceso al código fuente, un modelo de trabajo distribuido en el que cualquiera podía aportar sus ideas y donde las soluciones se construian en forma colectiva. Los códigos siempre fueron libres y abiertos. Pero esta es la parte de la historia de Internet que el establishment y las corporaciones desearían olvidar y ocultan deliberadamente. Por supuesto, ese establishment está constituido no sólo por las grandes empresas de telecomunicaciones, sino fundamentalmente por las que Adorno y Horkheimer denominaron hace años como “industrias culturales”, las grandes compañías que centralizan la mayor cantidad de producciones culturales de nuestro tiempo: editoriales, discográficas, corporaciones de medios de comunicación, todas las empresas basadas en la estructura de “propiedad” intelectual que se está desmoronando gracias a la arquitectura libre, distribuida y anónima de la red. 5
Volvamos un pequeño paso atrás y definamos a qué se llama Hacker: Un hacker, según el concepto del “jargon file” compilado en forma colectiva en la red, es una persona que se dedica a programar en forma entusiasta, que cree que poner la información y el conocimiento en común es un extraordinario bien y que comparte una ética que se basa en el libre acceso a la información y el conocimiento y a la construcción colectiva. Por eso es que los hackers pertenecen a comunidades basadas fundamentalmente en esos principios éticos. Los hackes son, en un mundo global caracterizado muchas veces como impersonal, ahistórico y marcadamente individualista, un modelo de comunidad distribuida basado en el prestigio, el conocimiento, la construcción colectiva y los méritos que llevan a valorar enormemente el aporte de cada uno. 6
Los hackers fueron quienes hicieron que el modelo de protocolos TCP / IP se impusiera por encima de otros protolos de estandarización posibles que perdieron la competencia por ser más cerrados y permeables al control. Este es el modelo que impregnó la red desde su origen. Si los hackers no hubieran intervenido fuertemente en todo el proceso, la red sería otra, mucho más oscura, cerrada y sin lugar a dudas, controlada. Son los propios hackers los protagonistas de la construcción de la arquitectura de la red.7
En 1980, ARPA se retiró formalmente de la Internet y todo el desarrollo posterior quedó en manos de los hackers. El sucesor de la INWG fue la IETF, Internet Engineering Task Force, fundada en 1986 bajo un régimen de organización totalmente abierto. Las discusiones de este grupo se basan en listas de correos y eventuales reuniones de trabajo donde se perfeccionaron los protocolos y los estándares de la Internet.
Entonces, para culminar la historia técnica que hace a la arquitectura política de la red, vale sintetizar que el rol militar en su desarrollo está exagerado de forma tal de dejar cubierto y casi en el olvido que la red verdaderamente fue construida, diseñada y elegida para funcionar así por los hackers basados en la filosofía de los códigos libres y abiertos y en la construcción y distribución libre de conocimiento. “En el principio, todo el software era libre” suele decir Richard M. Stallman, cada vez que narra la historia fundacional del Movimiento de Software Libre.
Pero veamos ahora la parte política que subyace al “proyecto de sociedad de la información”8 y qué tiene que ver con todo esto. La utilización de la palabra “proyecto” no es casual, ya que estamos ante una verdadera revolución de las telecomunicaciones, la información y el conocimiento en el cual compiten proyectos diferentes. El proyecto de la denominada “sociedad de la información” es el proyecto hegemónico que pretende imponerse y que está ganando terreno en campos académicos, intelectuales, empresariales y políticos.
Leer completa en: http://docs.hipatia.net/hacksocinfo/