Los comunes: ¿una idea política para transformar el mundo?

San Hoerth

La complejidad conceptual de los comunes se construye principalmente desde prácticas antisistémicas que, aunque no son perfectas, buscan transitar nuevos caminos. No se trata de quedarnos en la esfera del confort, de la comodidad, sino profundizar en las contradicciones de nuestro sistema, e incluso poder volcar miradas críticas y constructivas a los procesos de cambios políticos que se viven en Nuestra América. Transitar estos senderos es un filo de navaja donde tenemos que ir con mucho cuidado, sabiendo que lo que se ha logrado a nivel político en la región es importantísimo y es parte de la construcción que millones de personas queremos.

Sin embargo, en la búsqueda y el avance de la construcción de una sociedad post-capitalista o de transición, creemos importante hacer revisiones profundas de nuestras praxis para así ir perfeccionando poco a poco el otro mundo diferente con que soñamos. El movimiento de comunes en el mundo tiene anclado su discurso y conceptualización en gran parte de voces que nos vienen del norte. El norte político del mundo y lo que esto representa, principalmente Estados Unidos y Europa, países desarrollados donde está en boga un interés por otras formas de gestión comunitaria. Sin embargo, en el Sur del mundo y sobre todo en América Latina, que es desde donde hablamos por conocer esta realidad mejor que ninguna y por ser actores en esta parte del mundo, vemos que hay diferencias en cuanto a los planteos y demandas particulares que este movimiento tiene por delante.
Con muchas similitudes y cosas en común con USA o Europa, sí, pero claramente desde otras realidades políticas e históricas.

Hace algunos meses, en noviembre de 2012, se realizó en México DF un encuentro llamado “Buceo Profundo en los Comunes” organizado por la Fundación Heinrich Böll y el Commons Strategies Group, con un grupo de académicos y miembros de algunas organizaciones sociales de diferentes latitudes de nuestro subcontinente para reflexionar acerca de los comunes desde nuestras prácticas cotidianas. Tuve el agrado de participar de este encuentro y he podido levantar algunas entrevistas y perspectivas de este incipiente movimiento global. Digo incipiente porque, en la práctica, en América Latina creo que muchas organizaciones trabajan “los comunes”, pero son pocas las que lo tienen internalizado como concepto.

Se lucha y se trabaja por el acceso al agua, contra las represas, por el derecho y acceso a la tierra, contra la minería, contra los monocultivos. Hay en cada rincón de América Latina, sobre todo fuera de las grandes ciudades, y aun en ellas, luchas diversas que proponen soluciones diferentes para problemas concretos que involucran a muchas personas. Son estas experiencias las que en la práctica están subvirtiendo lentamente la forma de vivir y convivir, de producir y reproducir nuestras vidas. Y sin embargo, aunque existen espacios de encuentro, éstos no son suficientes para amalgamarnos más y buscar una convergencia de todas nuestras luchas, que finalmente son por la vida misma.

Hoy los Estados en América Latina son progresistas, al menos una parte importante de ellos. Hoy la cosa es diferente, se abrió un surco dentro de los movimientos sociales de aquellos que decidieron acompañar los procesos de sus países representados en fuerzas políticas que llegaron a la administración del Estado y que apuestan todo a este frente. Como decimos en Argentina, meten “toda la carne al asador” para defender un gobierno popular y “progre”, porque bien se sabe que si no lo defendemos, lo que venga será nefasto, y que es parte del proceso de una lucha histórica.

Por otro lado, tenemos una parte de movimientos sociales de izquierda, y principalmente de grupos, que con mayores o menores disidencias, hacen lecturas totalmente críticas de estos procesos. En el taller del DF que mencionaba antes, hice el planteo de cómo debía ser el diálogo entre movimientos de comunes y Estado, y la verdad es que el debate fue muy álgido, casi incómodo por momentos, ya que las discusiones entre las relaciones estado-sociedad y movimientos sociales-mercado suele abarcar muchos puntos de vista divergentes. Alguien llegó a decir que no se podía dialogar con los Estados, y hasta tuve la sensación de que algunas personas presentes veían a los Estados como enemigos de los comunes. Y me parece que lo que debemos es buscar las formas de ese diálogo. Porque Estado es también sociedad. Por eso me puse antenitas de alerta, pues considero que este tema debe de ser profundizado de forma abierta y buscando puntos de encuentro por todas y todos quiénes queremos construir nuevas formas de vivir, basadas en la solidaridad, el respeto, la confianza y la dignidad de la vida.

Lo más importante es que estas discusiones me llevaron a tratar de pensarlo más allá. Imaginé que todo esto era una mandarina, y lo que hice fue masticarla despacio y así poder identificar el sabor de cada gajo para luego digerirlo. Algunos no tenían sabor, otros lo tenían muy claramente definidos, y lo más interesante es que la mandarina no estaba completa, había gajos que todavía no maduraban ya que aún están en proceso de gestación.

Así con esta sensación de buscar caminos y tratar de entender cuáles son los puntos de conexión que podemos encontrar, seamos de las corrientes políticas que seamos, salí a tratar de buscar más respuestas. Pero sobre todo a comenzar a hacerme preguntas más correctas. Alguien dijo una vez que lo importante al preguntar no es la respuesta en sí, sino la forma en la que emitimos o formulamos nuestra pregunta. Es la pregunta, la forma de hacerla, la que nos permite acceder a la dimensión donde se encuentra la respuesta. Así que usé esta consigna como guía.

A algunas de las personas del taller de México DF les pregunté más que nada sensaciones, para saber cómo se sentían en relación a lo que estaban viviendo en este espacio de reflexión tan diverso y complejo. Después de tener todas las entrevistas del taller, quedé pensando que era necesario poner energía al menos en algunos de los gajos que faltaban madurar. Un tema fundamental era cómo entraba aquí la lucha de las mujeres. Yo no quiero vivir en un mundo patriarcal la verdad. Como hombre tengo derecho a querer vivir en una sociedad no patriarcal. Y por todos lados mirando los comunes, la cultura libre y el software libre, siempre se escapa esto. En el ámbito de los comunes la reflexión acerca de la sociedad patriarcal y en cómo afecta la gestión de los comunes es de harta importancia. Por eso convoqué a Agua y Vida para que nos pueda dar su análisis para fomentar este debate y aproveché mi estancia en San Cristóbal de Las Casas para charlar con Otros Mundos.

Todas las entrevistas, así como la nota sobre mujeres y bienes comunes, nos hacen ver que tenemos que profundizar sobre una teoría propia de los comunes en América Latina, una teoría que se sostenga en la cotidianidad de nuestras vidas y nuestras prácticas, desde nuestras organizaciones, nuestras luchas, nuestras casas y, porque no, también desde nuestros afectos, porque en estas latitudes nos dedicamos de cuerpo, alma y corazón a construir mejores realidades. La producción teórica que hay hasta ahora sobre comunes en América Latina es poca, y está faltando que prolifere hasta debajo de las piedras más preguntas, debates, reflexiones. Somos una región rica en experiencias de luchas diversas por los comunes, y sin embargo aun no hemos terminado de articular nuestra narrativa. En estos artículos y entrevistas del Tema Central de Pillku #7 va nuestro modesto aporte a estas reflexiones.

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