Veronica Xhardez – Argentina

Pillku.org

¿En tu experiencia con las TIC, usas software libre? ¿En qué ámbitos?

Uso software libre en todos los ámbitos, aunque admito que por el tipo de actividades que realizo las computadoras que utilizo en general son propias por lo que tengo la posibilidad de decidir 100% que software incluir.

En mis trabajos de investigación, las nuevas tecnologías no sólo están presentes por medio de su uso; sino también porque son parte del análisis que llevo adelante en algunos de los proyectos. De igual forma, desde la promoción y el activismo, utilizamos las mismas tecnologías (en este caso Software Libre) que promovemos para difundir y posicionar la lucha que está en su base que es considerar la libertad del conocimiento como un derecho humano (muy resumidamente).

¿Cómo es para la mujer involucrarse en el mundo de las nuevas tecnologías? ¿Es igual que para los varones? ¿Crees que a las mujeres se les presentan más dificultades para ganarse esos espacios? Si es así, ¿cuáles son?

Creo que no es lo mismo para varones que para mujeres.

Tal vez en la academia, donde las cosas se miden por el ‘grado’ en el que se está, la situación puede ser diferente porque tanto varones como mujeres, son evaluados según los mismos parámetros (eso no quiere decir que no haya, eventualmente, discriminaciones etc.; pero son los mismos parámetros).

En el caso de otros ámbitos, como en el del software libre donde se da mucho el autoaprendizaje y se valora ser autodidacta; tanto varones como mujeres viven una dinámica donde deben demostrar que saben, que pueden aprenderlo, compartirlo etc. y reciben a partir de allí el reconocimiento de sus compañeros/as. En estos ámbitos creo que la exigencia puede ser mayor para las mujeres, porque hay también prejuicios históricos que sortear.

En tu ámbito de trabajo, de estudio o de activismo relacionado a las nuevas tecnologías, ¿hay más hombres que mujeres, más mujeres que hombres o es parejo? ¿Tienes una interpretación sobre esta situación?

En el ámbito de activismo, donde más se nota la cuestión tecnológica, hay más hombres que mujeres. En general (aunque los últimos años, según mi experiencia, desde donde no se puede generalizar, subió un poquito), las mujeres casi nunca llegamos al 10%. A esto se le suma, que muchas de las que estamos en ese 10% tenemos una perspectiva más social que técnica (lo que no quiere decir que no seamos usuarias avanzadas del software que promovemos o no entendamos la dimensión técnica de la tecnología) pero que a veces alimenta estereotipos.

Creo que esta situación tiene mucho que ver con la asociación de lo tecnológico con lo masculino. Hay un entramado muy antiguo de relaciones entre varones y mujeres (que vienen de la división sexual del trabajo) y que articulado sobre ese fundamento material, deja como resultado un histórico acceso asimétrico a recursos instalado en nuestras culturas. Claro que esto no quiere decir que no pueda haber excepciones, o que con las luchas a lo largo del tiempo no puedan cambiarse; pero sí que existen y que, en algunos ámbitos, repercuten en la conformación de las instituciones, de los espacios políticos, etc.

En particular, si bien el movimiento del software libre tiene la premisa de la no discriminación y se plantea mecanismos más justos y horizontalizantes para su organización (lo que puede lograr en algunos casos), no escapa de estas lógicas y entramados que están insertos en nuestra propia cultura.

¿Qué podríamos hacer las mujeres para generar una mayor participación femenina en los espacios que trabajan, estudian, producen o fomentan el uso crítico, social y libre de las nuevas tecnologías?

Sobre el trabajo en organizaciones como en las que participo, creo que hay que seguir incluyéndonos y dar cuenta de que diferencia (en tanto varones y mujeres) no es lo mismo que desigualdad.

No soy partidaria de “segmentar el trabajo según género”, porque creo que la manera de darle espacio a más mujeres es tratando de construir un escenario en el que se pueda participar en igualdad de condiciones pero en una realidad mixta, donde por ahora somos minoría. Sí es cierto que podemos darle más visibilidad al trabajo de las mujeres en estos ámbitos para impulsar a que más mujeres se sumen; pero especialmente espero que más personas (en su diversidad de disciplinas e intereses) sean las que nos ayuden a repensar el lugar que en tanto mujeres y varones arrastramos históricamente, hasta esos espacios.

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