Vos hombre ¿te animas a imaginar una internet feminista?

San Hoerth

A veces nos podemos preguntar hasta qué punto sirve twitter para llevar a cabo reflexiones profundas. Desde la inmediatez promoví el hasgtag sólo diciendo que me parecía alucinante la consigna, porque es una pregunta que yo, como hombre, me hice muchas veces, no sólo con respecto a internet, sino también a la tecnología. ¿Por qué el lenguaje de la tecnología es mayormente masculino? ¿No es excluyente?

Una vez, allá por los 90, tuve un sueño muy vívido. Soné que me hacían una operación en los ojos. Dicha operación consistía en agregarme a ambas Escleróticas, una córnea con su iris y su pupila. O sea, otros ojos para ver. Así, tenía en cada ojo, dos ojos, mientras que uno miraba para arriba, los otros miraban para abajo. Mis ojos sangraban, y me costaba mucho mirar, ya que había aumentado considerablemente mi espectro de visión. Y parecía que mi sistema se tomaba su tiempo en procesarlo.

El sueño para mi fue todo una metáfora, y quedó como uno de esos sueños que uno puede comprender y recordar de una manera única, lúcida. Los años me fueron llevando por diferentes caminos, y en mi cada vez más se fue instalando la idea de la doble mirada. Doble mirada que me llevó siempre a imaginarme cómo sería lo que el otro, la otra, siente, piensa, procesa, vive. Eso que llamamos empatía y que para ser real, debe salir de las entrañas.

Grandes feministas conocí en el camino, de las cuales con algunas nos hicimos grandes amigxs. De ellas aprendí muchísimo y entendí que mi mirada parcial, hombre mundo, era eso, sólo una parte. Gracias a ellas aprendí también a ampliar mi visión en ese sentido: Si fuera mujer ¿aceptaría la sociedad machista que nos rodea? La sociedad me enseñó que como hombre no tenía que hacerme esa pregunta. La vida y el amor me enseñaron que esa pregunta era vital.

Una web será considerada inclusiva en la medida en que utilice de forma no sexista también el lenguaje general, es decir, aquél no específico y que no necesariamente cumple una función apelativa.

Comprendí entonces que en esta sociedad había una diferencia tajante entre ser un hombre y ser una mujer. Y también comprendí que los hombres en la mayoría de los casos no se preguntaban acerca de esto por miedo a que se los considere flojos, mariquitas. ¿Cómo puede ser que un hombre se ponga en la mirada de las mujeres y vea el mundo desde ahí? ¿No significaría eso que se es un poco o del todo gay? De todos los hombres que conocí a lo largo de mi vida, no exagero si digo que son contados con los dedos de la mano, con los que se puede hablar abiertamente de esto. De hombre a hombre.

Esta pregunta sencilla, desequilibra por completo el sistema social aprendido y nos dificulta, por suerte, volver a ser esos machos que tan bien podemos movernos en el mundo. Y eso es justamente lo que para mi el feminismo propone. Que cambiemos nuestra mirada. Que la ampliemos, que podamos ponernos en los zapatos de las mujeres en la historia. Y que entendamos que mientras no tengamos ese momento de lucidez nuestra vida de machos de poco vale.

Recuerdo claramente cuando en un Congreso de Cultura Libre celebrado en Quito un muy conocido abogado que había escuchado en una conversación posturas mias a favor del feminismo, tuvo la ingeniosa idea de hacer un chiste, que para él obviamente era muy gracioso. Dijo: “Cuando viene una mujer y me dice que es feminista, le digo: Yo soy machista”. Además de seguramente haber puesto una espantosa cara, le dije con su misma gracia: “No sos machista, sos un animal y no entendiste nada” (con perdón de los animales). Es indudable que la sociedad está llena de hombres idiotas.

Internet es comunicación, comunicación es también lenguaje

Con todas estas cosas dando vueltas en la cabeza hace largo tiempo, y como respuesta a la interpelación de la cuenta @DominemoslasTic, decidí entonces hacer el ejercicio de profundizar miradas, de descubrir nuevas, de aprender y de cambiar. Me puse el desafío de indagar en este hashtag, y como hombre que soy, pensar qué me pasaría y cómo quisiera las cosas si fuera una mujer. Y volviendo luego al género que me tocó y que elijo, a pararme como un hombre antipatriarcal…

Detesto que un software o una app sea masculino por default, ¿Señor María, no sería molesto para vos, hombre? Sería divertido por ejemplo poner por default Señora, que te digan Señora Diego, Señora Juan por default. Estoy seguro que más de la mitad de los hombres se quejarían de un software así. Pero no, las mujeres calladitas la boca deben aceptarlo, porque desde nuestra mirada parcial creemos que no es tan importante. Pero si fuera al revés sí. Como bien dicen, si los hombres quedaran embarazados el aborto sería legal. ¡No jodamos!

Para mi entonces una Internet Feminista es un mundo donde tanto mujeres como hombres se comprometen con cambiar los paradigmas, comenzando desde el lenguaje. Porque como escribió George Steiner lo que no se nombra no existe. Empecemos por nombrar. Llamemos la atención de quiénes hablan de usuarios, con el afán de incluirnos a todos y todas. ¿El usuario Mariana o la usuaria Francisco? También es hora de que hablemos de derechos de autoras y autores, o de autorías. De última, autorxs. Hay quiénes dirán: pero es un lío esto del género, por eso el “los” los incluye a todos. Los latinoamericanos, los luchadores, los geek. ¿Ah sí? Si a un grupo de 50 hombres, les dices: Ustedes señoras, son las habitantes del planeta: ¿los hombres se darían por aludidos?

Para mi una internet feminista es, entre muchas otras cosas, un espacio compuesto de muchas mujeres hackers, programadoras, usuarias comprometidas con el feminismo, pero también de hombres que entienden y que comparten esa filosofía. Una Internet Feminista es con mujeres y hombres. Imagino a muchos hombres aportando y pensando desde el feminismo como filosofía, como reivindicación histórica, porque para nosotros, los hombres, es y debe ser una vergüenza que las mujeres no participen, no sean protagonistas y no sean nombradas.

Promover la utilización del término “usuaria” como cualidad de persona, independientemente de su sexo, que usa el servicio (…). El uso de la arroba [@] se considera más incorrecto, desde el punto de vista de la accesibilidad, ya que el lector de pantallas no leería un término genérico. En este caso leería “Usuari arroba”.

Tenemos que desaprender los estigmas con los que hemos crecido, y abrir señales de alerta cuando un espacio que creemos plural y abierto tiene una participación baja de mujeres. No podemos decir simplemente: “es que no vienen”, o “a ellas no les gusta mucho el hacking”. Tenemos que buscar referencias que nos hagan subvertir el orden patriarcal. Los grupos de SL son en su gran mayoría espacios de machos con olor a huevo. La tendencia poco a poco va cambiando, con ayuda de muchos grupos feministas, de muchas mujeres sensibles, y de hombres que se animan a ver, a aceptar que en algo nos hemos equivocado, y que es hora de cambiarlo.

La despatriarcalización del mundo es una tarea árdua. En la que no podemos perder tiempo, en la que tenemos que comprometernos todos y todas.

Internet es sin dudas un campo de batalla vital para esta reconfiguración humana. Entonces, la propuesta está hecha: #ImaginaInternetFeminista. Ahora, ¡constrúyela!

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