Las hackers no pueden solucionar la vigilancia

Dmytri Kleiner

Traducción de Hackers can’t solve surveillance1 por minitrue, fauno y max. Liberado bajo la Licencia de Producción de Pares2.

Así como las médicas no pueden solucionar la salud, las hackers no pueden solucionar la vigilancia. Las médicas no pueden hacer desaparecer la fragilidad humana con algun truco médico. Pueden ayudar a mitigar los problemas, atacar las emergencias, pueden ser desinteresadas, heroicas, pero no pueden, por su cuenta, solucionar la salud.

Una de las formas en que las hackers pueden resistir la vigilancia es desarrollando mejores herramientas de comunicación criptográfica y entrenando a las personas en cómo usarlas. Ciertamente este es un trabajo a la que las hackers podemos contribuir, pero no podemos por nuestra cuenta solucionar la vigilancia.

Nada que las hackers hagamos por nuestra cuenta puede eliminar la vigilancia. Así como la salud universal sólo puede ser alcanzada por medios sociales, las plataformas de comunicación masiva que respeten nuestra privacidad también. Las plataformas de comunicacion masiva seguras no pueden ser creadas por intereses privados, ni comercial, ni voluntariamente.

Una de las formas en que las hackers pueden resistir la vigilancia es desarrollando mejores herramientas de comunicación criptográfica y entrenando a las personas en cómo usarlas.

Como bien sabemos, la salud privada provee salud desigualmente. La razón es obvia, usualmente la necesidad de servicios de salud no se correlaciona con la capacidad de pagarlos. La salud privada significa que a aquellas personas que no puedan pagarla no les será provista por las instituciones con fines de lucro y aunque este problema pueda ser mitigado por el voluntarismo y la caridad, no puede ser resuelto completamente.

Del mismo modo, las comunicaciones masivas que son construidas con fines de lucro, necesitan cobrar una cuota y por lo tanto ser excluyentes o financiarse mediante publicidad. Pueden coexistir otras opciones para usuarias con experticia técnica, pero son aplicaciones de nicho. Para las masas, las principales opciones disponibles son siempre plataformas bien financiadas con empleadas que hacen mantenimiento, desarrollo y marketineo, sin los cuales es imposible construir una base de usuarias masiva.

Lo lucrativo de las plataformas basadas en publicidad hace que sea difícil competir con ellas, inclusive para los sistemas basados en cuotas, ya que generalmente no producen suficientes ingresos para invertir significativamente en mantenimiento, desarrollo y marketineo, lo que los hace menos atractivos a las usuarias que podrían o quisieran pagar. Pero el mayor problema que liquida a esas plataformas es que la exigencia de la cuota significa que habrá gente que no va a ser capaz de usarla para nada.

Por lo tanto, las plataformas comerciales tienden a manejarse con publicidad. Esto significa que el negocio de las operadoras de plataformas es vender un commodity, su audiencia. Las commodities se venden por medida y graduación. Podés comprar 5 kilos de manzanas Smith Premium, o dos docenas de huevos de corral. O 2 millones de clicks de hombres blancos en el rango de edad de 18 a 35.

La commodity “audiencia”, las usuarias de una plataforma, se vende a los publicistas, medidos en clicks o conversiones y por graduación. Para los publicistas, la audiencia está graduada por especificaciones que incluyen edad, sexo, nivel de ingresos, composición familiar, ubicación, grupo étnico, propiedad sobre una casa o auto, estatus de la tarjeta de crédito, etc. Como lo suelen llamar, su “Demografía”.

Mientras el operador de la plataforma recaude esta información, no hay forma de que esta información no sea facilitada a agencias de inteligencia locales y extranjeras.

Dado que una plataforma financiada por publicidad debe clasificar su audiencia como una commodity, debe recaudar información sobre sus usuarias para poder clasificarlas. Esto significa que la única cosa que una plataforma no puede ofrecerle a sus usuarias es su privacidad. Al menos no privacidad de los operadores de la plataforma y sus anunciantes. A su vez mientras el operador de la plataforma recaude esta información, no hay forma de que esta información no sea facilitada a agencias de inteligencia locales y extranjeras.

Ha sido difícil luchar contra esta dura realidad, especialmente para una comunidad hacker que vio a Internet como un nuevo reino, como John Perry Barlow escribió en la Declaracion de la Independencia del Cyberespacio3: “Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier lugar pueda expresar sus creencias, sin importar cuan singulares, sin miedo a ser coaccionada al silencio o comformidad”. Su colega, John Gilmore, proclamaba “La red interpreta la censura como un error y la evade.”

Esas dos citas, nacidas en el apogeo de la net.culture de los ’90, contrastan áridamente con lo que Adam Curtis describe en su documental de la BBC All Watched Over By Machines of Loving Grace:

La promesa original de la Ideología Californiana fue que las computadoras nos liberarían de todas las arcaicas formas de control político y que nos volveríamos héroes randianos4 en control de nuestro propio destino. Sin embargo hoy en día sentimos lo opuesto, que somos componentes indefensos en un sistema global, un sistema controlado por una lógica rígida que no podemos desafiar o cambiar.

Extrañamente, el film no da crédito a Richard Barbrook y Andy Cameron, quienes acuñaron el término “Ideología Californiana” en su influyente texto de 1995 que estuvo entre los primeros en identificar la ideología ultraliberal5 endémica en la cultura de Sillicon Valley.

La visión de un ciberespacio libre e incensurable de Barlow, Gilmore y otras era incompatible con la necesidad del Capital, por ende los impulsos ultraliberales que conducen a Sillicon Valley causaron un cambio de tono. El Ciberespacio dejó de ser una palabra nueva, declarada independiente con sus derechos inalienables, ahora era una frontera por domar, un lejano oeste donde servicios y cypherpunks combaten y tu valor se mide por tus capacidades para traficar criptografía y seguridad operacional. En lugar de residentes unidas de un nuevo terreno, somos ahora criptoindividualistas autosustentándonos en un territorio hostil.

Esto, como Seda Gurses argumenta, lleva a la responsibilización, es decir a “sistemas de información que median comunicaciones de forma tal que también recopilan cantidades masivas de información personal y que pueden estar propensos a externalizar algunos de los riesgos asociados con estos sistemas hacia las usuarias”.

Las usuarias son responsables ellas mismas de su privacidad y seguridad en línea. No hay más derechos inalienables, no más resistencia a la censura de las redes de masas, no más expresión de creencias sin miedo a ser silenciadas. Hackea o sé hackeada.

Dado que la ideología ultraliberal está a menudo en desacuerdo con las soluciones sociales, sosteniendo sobre ellas a la empresa e iniciativa privadas, las soluciones presentadas apuntan a menudo a más emprendedorismo y voluntarismo y más que nunca a la responsabilizacion. ¡Sólo necesitamos un nuevo emprendimiento, o un poco de código nuevo, o algún nuevo modelo mágico de negocios! Esto es lo que Evgeny Morozov llama “Solucionismo”, la creencia de que todas las dificultades tienen soluciones benignas, a menudo de naturaleza tecnocrática. Morozov provee un ejemplo “cuando las compañías de Sillicon Valley tratan de solucionar el problema de la obesidad construyendo un tenedor inteligente que nos dirá que estamos comiendo demasiado rápido, esto […] pone la responsabilidad de la reforma en el individuo.”

Karl Marx da un argumento similar en el 18 Brumario de Luis Bonaparte6:

El proletariado […] renuncia a la tarea de revolucionar el viejo mundo con sus propias armas colectivas y por el contrario, busca dar lugar a su emancipación a espaldas de la sociedad y de forma privada, dentro de los angostos límites de su propia condición de clase y en consecuencia, falla inevitablemente.

El solucionismo subestima los costos sociales y asume que los problemas sociales pueden ser resueltos por individuos e intereses privados y aunque algunos quizá puedan serlo, no es el caso cuando la universalidad, igualdad y la justicia necesitan ser provistas sin considerar las capacidades o fortunas individuales. Este tipo de cosas solo pueden ser provistas socialmente, como un bien público.

Muchas hackers siempre lo supieron. En un excelente ensayo del Journal of Peer Production7 Maxigas cita a Simon Yiull:

Los primeros hacklabs se desarrollaron en Europa, comúnmente en la tradición de los centros sociales okupas y los medialabs comunitarios. En Italia estuvieron conectados con los centros sociales autonomistas y en España, Alemania y Holanda con los movimientos okupas anarquistas.

Las hackers se vieron como parte de los grupos de afinidad que estaban peleando contra la privatización, la guerra, el colonialismo, la austeridad, la desigualdad, el patriarcado y el capitalismo.

Los primeros hacklabs no veían su rol limitado al solucionismo. Aunque las hackers siempre ayudaron a la gente a entender cómo funcionan las comunicaciones en línea y cómo usarlas de forma segura, las hackers estaban involucradas en movimientos sociales, parte de la lucha por una sociedad más justa. Las hackers se vieron como parte de los grupos de afinidad que estaban peleando contra la privatización, la guerra, el colonialismo, la austeridad, la desigualdad, el patriarcado y el capitalismo. Entendieron que éste era el camino hacia una sociedad nueva, trabajando hombro con hombro con movimientos masivos que luchan por esa misma sociedad nueva y que su conocimiento de redes y sistemas de comunicación podía ser de ayuda para estos movimientos.

Sin embargo, como Maxigas argumenta “los hackerspaces no están embebidos y no están concientemente comprometidos hacia un proyecto o idea abiertamente políticos8.” En cambio, los hackerspaces a menudo se concentran en el empoderamiento tecnológico, que es ciertamente beneficioso e importante, pero como los centros de salud comunitarios que enseñan practicas de mantenimiento de la salud son beneficiosas, tampoco pueden solucionar problemas sociales mayores. Estos proyectos de “enseñar a pescar” no pueden por su cuenta solucionar problemas sociales como la privacidad o la salud.

Las hackers necesitamos entender que no hay un modelo de negocio para las comunicaciones masivas seguras. Para llegar a una sociedad donde podamos esperar privacidad necesitamos más hackers y hackerspaces que abracen los desafíos políticos de construir una sociedad más igualitaria.

Referencias:

1http://www.dmytri.info/hackers-cant-solve-surveillance/

2http://endefensadelsl.org/ppl_deed_es.html

4https://es.wikisource.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_independencia_del_ciberespacio

5Por Ayn Rand. Nota de la Traducción.

6Traducimos libertarian por ultraliberal. Nota de la traducción.

7https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm

8https://github.com/edsl/articulos/blob/traduccion/hacklabs-y-hackerspaces/hacklabs-y-hackerspaces.markdown

9El artículo al que se hace referencia distingue entre Hacklabs y Hackerspaces. Nota de la traducción.

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